- Área: 1370 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Fernando Guerra | FG+SG
Pabellon de Arte
Hay proyectos que nacen tanto del sitio como para el sitio.
Hay proyectos que crean el sitio por sí mismos.
El Pabellón de Arte modificó el sitio de la colina y también se adaptó a él. Y todos nosotros también, nos adaptamos a la belleza de este proyecto.
Hubo una fuerte voluntad de construir esta idea particular, y todos los desafíos fueron superados.
El camino del bosque se abre paso entre los altos muros de hormigón, de textura rugosa, pero de forma elegante.
Pasamos un volumen aislado, destinado al estudio e información; la biblioteca.
Entramos al Pabellón de Arte como si ingresáramos a una escultura que nos absorbe y nos permite sentir el espacio, la luz, la sombra, el tiempo y también lo que está antes y lo que está más allá.
Al llegar al final de la ruta, se nos presenta una vista externa del infinito.
Dentro del espacio, buscamos nuestro propio infinito interno, personal.
En la arquitectura el espacio es tiempo.
En la arquitectura la luz define forma.
En la arquitectura la ruta sorprende.
En la arquitectura los materiales en bruto transmiten elegancia.
En la arquitectura la función está allí.
En la arquitectura la sombra revela la belleza.
Una Capilla
Al Parque Saya le faltaba una capilla.
Había muchos símbolos para la meditación y la introspección, que permitían a los visitantes experimentar momentos de belleza al aire libre.
Se necesitaba un espacio de belleza interna.
El edificio de la capilla se encuentra en la ladera de la colina, abriéndose hacia el este y permitiendo la luz del nuevo día.
Comparte la ubicación con otros espacios de gran simbolismo y significado emocional.
Su geometría es pura, porque su función también es pura.
Al entrar, nos bañamos en la luz desde arriba que penetra a través de una pequeña abertura. Pero su efecto, su grandeza, es sorprendente.
Destinado a la adoración cristiana, nos abre a la espiritualidad.
El espacio, el tiempo y la meditación son grandes maravillas que encajan en este pequeño edificio.
Como lo hacen en el alma.
Observatorio
Cruzamos el Parque Saya a través de un bosque de pinos.
En el paisaje inmediato; somos absorbidos por la naturaleza.
Las vistas se filtran a través de ramas nudosas y vegetación baja.
Una torre construida de hormigón visto se asienta sobre una pequeña colina.
Está situada sobre el valle, tratando de hacerlo más estrecho.
La curiosidad nos lleva a la torre, para subir y llegar a la cima.
En nuestro camino hacia arriba, pasamos ventanas que brindan vistas; fugaces vislumbres.
En la parte superior se abre un balcón hacia el sur. Miramos y estamos deslumbrados.
El valle profundo es aplastado por la escala de las montañas y su historia.
El descenso provoca introspección cuando regresamos a la tierra.
El acabado casi crudo del concreto expuesto contrasta con la pureza de la forma.
A pesar de su apariencia simple, la esencia de la torre es compleja.
Su función es la esencia de la arquitectura.